martes, 31 de mayo de 2011

Solo...


Solo con la Luna que no ha dejado de brillar
en los ojos de los amantes,
 con cada Sol un nuevo amanecer
uno quizás más cálido que los otros,
aquel árbol de la esquina sigue brotando,
y dejando sus hojas en el asfalto...

La Fuente Soñadora.


No se callaba la fuente,
no se callaba…
Reía,
saltaba,
charlaba… Y nadie sabía
lo que decía.
Clara, alegre, polifónica,
columnilla salomónica
perforaba
el silencio del Poniente

y, gárrula, se empinaba
para ver el sol muriente.
No se callaba la fuente.
no se callaba…
Como vena
de la noche, su barrena,
plata fría,
encogía
y estiraba…
Subía,
bajaba,
charlaba… Y nadie sabía
lo que decía.
Cuando la aurora volvía…

*Esta Fotografía y muchas más relacionadas con fuentes, me recuerda a esta poesía de Manuel Machado.